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Armas Nucleares

Las armas nucleares son las más peligrosas de la Tierra. Sólo una puede destruir una ciudad entera, además de potencialmente matar a millones de personas, y poner en peligro tanto el medio ambiente como la vida de las generaciones futuras, ya que sus efectos a largo plazo resultan devastadores. Únicamente su mera existencia ya supone un riesgo muy alto. Aunque las armas nucleares sólo se han utilizado dos veces en la guerra –en los bombardeos sobre Hiroshima y Nagasaki en 1945-, en la actualidad aún quedan al parecer aproximadamente 26.000, y hasta la fecha se han llevado a cabo más de 2.000 ensayos nucleares. El desarme es la mejor opción para protegernos de tales peligros; no obstante, alcanzar este objetivo ha sido un reto muy difícil.
Desde su fundación las Naciones Unidas ha perseguido la eliminación de este tipo de armas. En su primera resolución (1946), la Asamblea General estableció una Comisión para tratar, entre otros, los problemas derivados del descubrimiento de la energía atómica. La Comisión debía considerar la formulación de medidas prácticas destinadas a favorecer, entre otras cosas, el control de la energía atómica en la medida necesaria para asegurar su empleo sólo con fines pacíficos. La resolución también decidió que la Comisión tenía que presentar propuestas para «la eliminación de los armamentos nacionales de las armas atómicas y todas las demás armas de gran potencia aplicables ahora o en el futuro a la destrucción en masa».